Por mucho tiempo, esperamos la semana rural con gran emoción y anhelo y cuando finalmente llegó, la vivimos y disfrutamos en grande. Tuvimos la oportunidad de visitar lugares maravillosos como Tecpán, Santa Catarina Palopó, Patzún y San Cristóbal Totonicapán, donde pudimos aprender más sobre la riqueza histórica y cultural de nuestro hermoso país.
Más allá del valioso conocimiento histórico que adquirimos, esta experiencia nos permitió reforzar amistades y convivir más como grupo. Los recuerdos que atesoramos de esta semana son innumerables: cantar en el bus mientras llegábamos al siguiente destino, los juegos diarios después de cenar, divertirnos con las ocurrencias de otros y compartir confidencias con nuestros amigos, entre otros.
La semana rural fue sin duda, una experiencia que nunca olvidaremos… Desde viajar en buses coloridos hasta adentrarnos en el mágico e imponente lago de Atitlán, cada instante valió la pena y nada de ello hubiese sido posible, sin la dedicación puesta con tanto esmero en la planificación y organización de este viaje.
Emma Leal Martin
IIB